Publica "La Estrella.com.pa":
El año pasado, al cumplirse 150 años de la muerte de Andrés Bello
publiqué una entrega titulada, ‘El más chileno de los extranjeros' por
la in valuable labor que desplegó en su vida profesional el filósofo,
poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y diplomático
que muchos llaman sabio, en su país adoptivo, Chile, donde vivió los
últimos 36 años de su vida. Allí dejó un legado que perdura hasta hoy,
el Código Civil, y desarrolló una incansable labor docente.
Pero
fue en Caracas donde nació Bello, y le tocó darle clases al Libertador
de América, Simón Bolívar, para después acompañarlo como traductor en un
viaje a Londres en los albores de la independencia de Venezuela (1810).
Sobre
su trascendencia vino a hablarnos el también caraqueño Francisco Javier
Pérez, presidente de la Asociación de Academias de la Lengua (ASALE),
que agrupa 23 academias de la lengua en el mundo y tiene su sede en
Madrid, España, en el mismo edificio donde despachan los ‘hombres
buenos' de la Real Academia Española (RAE).
Esta visita conmemora los 90 años de fundada de la Academia Panameña de la Lengua.
Al
respecto, me comentó Pérez que ‘vengo de Nicaragua, donde la Academia
de ese país ha hecho la edición conmemorativa del centenario de Rubén
Darío. Andrés Bello para mí ha sido una suerte de pasión y de estudio'.
‘El
primer artículo que publiqué fue sobre su gramática, y el más reciente,
el prólogo de la biografía que escribió el ex presidente Rafael
Caldera, antecesor de Hugo Chávez. Ha sido una constante en mi vocación
de estudio de la lingüística americana. Es la semblanza más integral
sobre Bello. Está editada por la Biblioteca Rafael Caldera. Son seis
tomos y cada uno tiene un prólogo de un ‘bellista'.
Qué hermoso
que un país como Nicaragua tenga como figura emblemática a un poeta, a
un intelectual y no a un caudillo militar, como tantos otros países.
Siempre
está sobre la mesa la discusión si es más venezolano que chileno, pero
Venezuela ha hecho muchos esfuerzos por rescatar su legado, donde lo
haya producido, y se logrado la edición de las obras completas de Bello
(desde los siglos XIX y el XX).
Hay una pléyade de grandes
estudiosos venezolanos que han dedicado muchos esfuerzos a la memoria de
Andrés Bello, entre ellos Rafael Caldera.
Para el gobierno
chavista, la figura de Bello no ha sido del todo potable, especialmente
porque ellos han exaltado la figura de Bolívar a unas dimensiones que
rayan con lo enfermizo y lo han ido relegando a una suerte de pasado
oscuro mentiroso del siglo XIX, acusándolo de infidente y de ser
favorable a la corona española, basándose en el hecho de que había sido
funcionario colonial antes de la independencia.
Lo han hecho ver
como un traidor por haberse quedado en Europa cuando Bolívar culminó su
misión. Eso es lo que se ha estado esgrimiendo en la Venezuela chavista.
Sin embargo, en el venezolano común hay un gran respeto por Andrés Bello.
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