Publica "La Izquierda diario.com":
En los primeros días de enero continúan las protestas y manifestaciones en tres estados, Miranda, Aragua y Carabobo, a causa de la escasez y las fallas en la distribución de alimentos, y los problemas con los servicios públicos y la gasolina. De esta manera, continúa la dinámica de protestas que se dieron los últimos días del año pasado.
El Gobierno no garantiza el acceso a los alimentos regulados, que son los que pudieran estar al alcance del salario de los trabajadores y trabajadoras. Para “resolverlo” creó la política clientelista y de cooptación que son los “Comité Locales de Abastecimiento y Producción” (CLAP), básicamente la caja de comida con unos cuantos productos básicos. Se trata fundamentalmente de carbohidratos, a precios regulados o directamente subsidiados que llega una vez al mes en el mejor de los casos (en algunas zonas la regularidad es mucho más distante, o simplemente no llega). En verdad, la caja alcanza para dos personas, pero a cada hogar llega solo una sin importar cuántas personas vivan allí.
Mientras tanto, en el sector privado en algunos supermercados hay productos pero con precios absurdamente altos para el ingreso promedio de la clase trabajadora, simplemente inaccesibles. Este es el drástico marco de las actuales protestas.
El 02 de enero llegó un cargamento de arroz a precio regulado (15.500 bolívares) al abasto Bicentenario (cuya red el gobierno quiere volver a privatizar), ubicado en el centro comercial Miranda de Guarenas, frente a la urbanización 27 de Febrero. Los residentes de la comunidad se concentraron desde la madrugada del día 03 para esperar la venta de los productos. Pero se caldearon los ánimos cuando se les informó que solo venderían una parte de la mercancía.
La multitud de personas indignadas por tener que hacer colas desde la madrugada y no saber si llegarían a comprar, exigieron a gritos la venta de los alimentos regulados y hasta hubo intentos de abrir a la fuerza las puertas del supermercado. Como es ya una norma, inmediatamente llegaron los cuerpos policiales para frenar a la multitud. La venta de arroz comenzó a las 10:00 am de la mañana y a las 4:00 pm se había agotado el producto.
Durante la noche, también en Guarenas, hubo otras protestas por comida y por la falta de luz. La avenida Intercomunal, en el sentido hacia Guatire, fue trancada con quema de basura, exigiendo la venta de la bolsa o caja del CLAP, así como la restitución de la luz, ya que llevaban 24 horas sin electricidad. En la mañana, habitantes de Ciudad Belén habían trancado el distribuidor de Guarenas, tanto para los accesos a la ciudad como en sentido hacia Caracas, por falta de agua y comida. En la protesta denunciaron que llevan 2 meses sin recibir la comida del CLAP.
En Naguanagua, que en el 2017 también dio de que hablar, 150 personas, entre ellos un grupo de jóvenes encapuchados salió a las calles para manifestarse por la ausencia de servicios públicos: exigir mejoras en el suministro de agua, de gas doméstico y por las constantes fallas con el servicio eléctrico. Trancaron las calles en el Paseo la Granja y quemaron cauchos. La manifestación duró aproximadamente 30 minutos, hasta que llegaron los efectivos de la policía municipal junto con el secretario general del Gobierno, Jesús Santander.
En Aragua, en la noche del 3 de enero hubo un saqueo en una sucursal de Farmatodo, ubicado en Los Samanes, al sur de Maracay, el cual fue controlado por la Policía Nacional Bolivariana (PNB), llevándose detenidas a 20 personas.
“Mano dura inmediata” contra el pueblo que protesta, exige Maduro
El descaro de la instituciones del Estado es cada vez más evidente, en Carabobo el secretario de gobierno, afirmó a los medios locales que la gestión del actual gobernador, Rafael Lacava, se caracteriza por el “dialogo y no por la represión”. Luego de esto, se supo la detención de dos personas que estuvieron en la protesta: Erika Karina Palacios Alfonzo, de 41 años, y Ronal Danil Cevilla Guédez, de 25 años.
Esto está perfectamente a tono con las deplorables declaraciones del Presidente de la República, justamente en el saludo de fin de año a las Fuerzas Armadas, el 28 de diciembre, en el cual simple y llanamente llamó a reprimir con “mano dura inmediata” al pueblo que se manifiesta. En una maniobra de poca monta, intentando ocultar el contenido de las protestas de los sectores populares por hambre y por el pésimo estado de los servicios elementales, dijo que se trataría de una “reedición de la guarimba”, asimilándolas así a las pasadas protestas dirigidas por la oposición de derecha y cuya composición era mayormente de sectores de clase media: “El que ose convocar a la guarimba, acción de la justicia inmediata, mano dura inmediata”.
La respuesta no se hizo esperar, y tres días después, el último día del año, un guardia nacional asesinaba de un disparo en la cabeza a una joven embarazada en Mamera, en una protesta por las venta de los perniles (jamones) subsidiados. Esta es la repuesta del gobierno y sus representantes frente a la desesperación del pueblo trabajador, de las mujeres y la juventud, en esta tragedia social que vivimos día a día. No solo violenta nuestra integridad, sino que reprime, encarcela y asesina.
El de Maduro no es solo un gobierno hambreador, que junto a los empresarios descarga la crisis sobre los trabajadores y el pueblo pobre, que opta por destinar miles de millones de dólares para el capital financiero internacional en pagos de la deuda externa, mientras el pueblo padece hambre y una dramática falta de medicinas y servicios públicos, sino que además tiene las manos manchadas de la sangre de gente de los sectores populares que exige, simplemente, comida.
Por su parte, el plan que tiene la oposición de derecha va completamente en contra de los intereses obreros y populares y solo apunta a beneficiar a los grandes empresarios y a los monopolios extranjeros.
Frente a este escenario, Ángel Arias, dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), manifestó que desde su organización vienen “planteando la necesidad de un plan de emergencia obrero y popular con una serie de medidas entre las que se encuentra la lucha por la escala móvil de salarios, un verdadero control obrero y popular de precios, y la distribución de alimentos en manos de los propios trabajadores y las comunidades”.
El referente socialista agregó que “para esto necesitamos organizarnos de forma independiente, sin hacerle el juego al gobierno ni a la oposición derechista; organizarnos en barrios, lugares de trabajo y estudio, para poner grandes fuerzas en las calles que hagan pesar los intereses del pueblo pobre y trabajador”.
Por su parte, el plan que tiene la oposición de derecha va completamente en contra de los intereses obreros y populares y solo apunta a beneficiar a los grandes empresarios y a los monopolios extranjeros.
Frente a este escenario, Ángel Arias, dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), manifestó que desde su organización vienen “planteando la necesidad de un plan de emergencia obrero y popular con una serie de medidas entre las que se encuentra la lucha por la escala móvil de salarios, un verdadero control obrero y popular de precios, y la distribución de alimentos en manos de los propios trabajadores y las comunidades”.
El referente socialista agregó que “para esto necesitamos organizarnos de forma independiente, sin hacerle el juego al gobierno ni a la oposición derechista; organizarnos en barrios, lugares de trabajo y estudio, para poner grandes fuerzas en las calles que hagan pesar los intereses del pueblo pobre y trabajador”.
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