Publica "El País":
Desde este lunes en Caracas comenzaron a verse tres de los seis nuevos billetes
del cono monetario venezolano. Las piezas, de 500, 5.000 y 20.000
bolívares, están siendo entregadas a través de las taquillas de la banca
pública y privada y han entrado en circulación casi un mes después de
lo previsto. El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha atribuido la
tardanza a una supuesta conspiración internacional, pero no ha enseñado
las pruebas que lo respalden.
Las nuevas denominaciones, que también incluyen billetes de 1.000, 2.000 y 10.000 y monedas de diez, veinte y cien bolívares, facilitarán el pago con dinero en efectivo en un país donde la mitad de la población no está bancarizada. Los billetes se ajustan a la rampante inflación de Venezuela, la más alta del mundo,
y traerán de vuelta el uso de las billeteras, que habían pasado a ser
un objeto en desuso por la gran cantidad del papel moneda de cien
bolívares, el de más alta denominación hasta este lunes, que había que
entregar a cambio de bienes y servicios.
Ahora la pieza de mayor valor será la de 20.000 bolívares. Ese billete equivale a 5,5 dólares al cambio del marcador del mercado negro
del lunes. Los economistas estiman que muy pronto el gobierno, que se
niega a liberar la economía, deberá pensar en nuevas emisiones por
montos superiores debido a la acelerada inflación. El gobierno no ha
desvelado las cifras oficiales de 2016 de este indicador, pero el Fondo
Monetario Internacional calculó que a finales de diciembre sería de 720 por ciento.
En un esfuerzo que luce como una forma de evitar el uso de
efectivo, el régimen ha ofrecido rebaja de dos por ciento del Impuesto
al Valor Agregado a las transacciones con tarjetas de débito y mediante
transferencias. Ni esa ni otras medidas han tenido éxito en el esfuerzo
de recortar la brecha entre la tasa de cambio Dicom, en torno a los 675
bolívares, un tipo de cambio flotante que es regulado por el Banco
Central de Venezuela, y la cotización de la moneda estadounidense en el mercado negro, el verdadero marcador que rige los costos de reposición en los comercios.
Cuando a principios de diciembre, en una sorpresiva decisión, Maduro ordenó sacar de circulación el billete de cien bolívares
en 72 horas, el mercado reaccionó con una caída en barrena del precio
de la divisa en bolívares. Pero con el paso de los días y la tardanza en
la entrada de circulación de las nuevas piezas el dólar volvió a
repuntar lentamente y se acerca a la cotización que tenía a finales de
noviembre (4.500 bolívares por dólar). El Presidente se vio obligado a
prorrogar dos veces la vida del billete de cien. La última extensión la
anunció el domingo, durante la presentación de su mensaje a la Nación
desde la sede del Tribunal Supremo de Justicia.
Maduro, que sigue insistiendo en poseer la receta que
sacará a Venezuela de la parálisis en la que se encuentra, sorprendió
este lunes con la prudencia que mostró ante la inminente llegada del presidente electo de Estados Unidos,
Donald Trump, a la Casa Blanca. En una conferencia de prensa dijo
sentirse sorprendido ante “la campaña de odio” que persigue a Trump.
Sobre las futuras relaciones que mantendrá Caracas con Washington, el
jefe de Estado dijo que prefería esperar. “No será (el futuro gobierno
de Trump) peor que el de Obama”, subrayó.
Ambos países no tienen embajadores destacados en sus
capitales desde 2008, cuando el entonces presidente Hugo Chávez expulsó
al diplomático Patrick Duddy como forma de apoyar una denuncia del
gobierno de Bolivia. Luego se negó a darle el beneplácito al sucesor
designado por el presidente Obama, Larry Palmer. En represalia,
Washington también revocó el visado de Bernardo Álvarez, el principal representante de Caracas en Estados Unidos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/17/america/1484616583_930261.html
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