Publica "El Mundo":
El Parlamento venezolano declaró este lunes, por amplia mayoría, el "abandono de cargo" de Nicolás Maduro,
una decisión que no le moverá un solo centímetro del Palacio de
Miraflores. El Tribunal Supremo revolucionario (TSJ), a las órdenes del
"hijo de Chávez", mantiene desactivada a la Asamblea Nacional, sin poder legislativo,
sin presupuestos y amedrentada, tras imponer su "total desacato" el año
pasado. Así se lo recordó ayer mismo minutos antes de empezar el pleno,
al ordenar "abstenerse de continuar el procedimiento de declaratoria de
responsabilidad política y, en definitiva, de dictar cualquier tipo de acto que se encuentre al margen de sus atribuciones constitucionales".
El mazazo revolucionario, el número 47 del TSJ contra el Parlamento y la oposición, golpeó de nuevo contra una decisión que sería trascendental en cualquier otro país del mundo, pero que en Venezuela es simplemente testimonial, un brindis al sol revolucionario.
Tanto
es así que Maduro, conocedor de la ofensiva judicial, se permitió
bromear horas antes de la votación parlamentaria. "No sé si todavía soy
presidente. Elías (Jaua, nuevo ministro de Educación), llama a Julio
Borges (nuevo presidente de la Asamblea), para ver qué dice él", ironizó
el primer mandatario.
Pese a todo, pese a tener a todos los poderes del país en su contra y pese a voces críticas en el seno de la oposición, la mayoría de la Unidad Democrática impuso el abandono de cargo.
Contracorriente y sin ninguna posibilidad de que se aplique, pese a que
sus factores más radicales insistían en que en el plazo de 30 días se
deben convocar elecciones presidenciales. Lo único seguro es que esas elecciones no serán en Venezuela.
Diputados opositores defendieron el abandono de cargo de Maduro apoyándose en los desastres de su administración. "Abandonó el cargo cuando convirtió la nuestra en una economía de guerra.
Venezuela está al borde de una hambruna", alegó Juan Pablo Guanipa,
quien insistió en que el citado abandono también se explica por el
incumplimiento de los deberes contenidos en la Constitución.
"Hay abandono de cargo, es de perogrullo, porque no se cumple debidamente, no simplemente por alejamiento físico, sino por ausencia de ejercicio. El gobierno es fallido y forajido,
invocables en el abandono de cargo", explicó el expresidente Henry
Ramos Allup, en un discurso que pulverizó las diatribas oficialistas.
Las
explicaciones opositoras son tan complejas como controvertidas, ya que
en otras constituciones el abandono de cargo se interpreta como la
ausencia física del mandatario. Así se encargaron de destacarlo a duras
penas los diputados oficialistas, no muy avezados en el uso del lenguaje parlamentario más allá del insulto.
La
gran pregunta es qué pasa ahora, de qué sirve el acuerdo votado ayer.
"Sabemos lo que va a pasar (nada), pero aunque lo sepamos no podemos abstenernos de cumplir nuestros deberes constitucionales", resumió Allup.
Sin
embargo, el vicepresidente Freddy Guevara, de Voluntad Popular (VP),
partido el preso político Leopoldo López, fue más allá al apostar por el
inicio de una nueva etapa para hacer cumplir a Maduro la decisión
parlamentaria: "Un gran movimiento en la calle, lucha popular con la
Constitución en la mano, que no finalice hasta que podamos elegir a un
nuevo presidente".
Los tres diputados de la opositora Avanzada
Progresista (AP), el partido del gobernador exchavista Henri Falcón,
decidieron no dar su sí en la votación. "La declaratoria de abandono de cargo dificulta y complica la ruta electoral (gobernaciones
y alcaldías), que deben ser nuestros principales objetivos
estratégicos", explicó AP en un comunicado. Falcón, sin abandonar la
crítica contra el gobierno, apuesta por el diálogo para conseguir
desatrancar el juego político en el país.
Además de AP, la
prestigiosa ONG Provea advirtió que la declaratoria de abandono de cargo
agravará la crisis institucional, además de tratarse de una interpretación forzada de la Constitución.
Pese al enfrentamiento directo que supone esta votación, el Parlamento volvió a tender la mano al diálogo, al votar la desincorporación de los tres diputados de Amazonas,
como exige el TSJ para revertir su yugo del desacato y tal como se
acordó en la Mesa del Diálogo, con el auspicio del Vaticano y del ex
presidente de gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo hizo
con el voto en contra de Voluntad Popular, el partido del preso político
Leopoldo López; de Alianza Bravo Pueblo, del alcalde Antonio Ledezma
(en arresto domiciliario) y de Vente Venezuela, dirigido por la ex
diputada María Corina Machado.
El TSJ tiene que decidir ahora si declara nula la nueva cúpula parlamentaria elegida del 5 de enero, como le exige el grupo parlamentario chavista.
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