Publica "El Mundo":
Los rostros de Rispa, Beatrice, Caroline, Gabriel... muestran sonrisas imborrables. Se saben parte de un ensayo altruista: recibir un salario a cambio de nada. Aunque ellos lo dan todo. Ya verán... Y ninguno de ellos vive en Finlandia, sino en Kenia.
En el caso escandinavo, puesto en marcha este mes, el que el mundo
sigue expectante, el experimento consiste en dar 560 euros mensuales a
2.000 ciudadanos elegidos al azar, entre cualquiera de los parados del
país [registrados hasta noviembre], por dos años. En el caso africano, reciben unos 20 euros por persona, por 12 años,
un grupo de 6.000. No es necesario que estén sin empleo, basta que sean
una familia necesitada. La clave, la palabra que más leerá en este
reportaje, "libertad".
El proyecto keniata es, como el finlandés, una manera de analizar el comportamiento humano.
Probar que el hombre puede actuar bien con el dinero, que no lo va a
derrochar. Que lo gastará en aquello que garantice su bienestar. Y
mejorará sus vidas. Puro libre albedrío. Ninguno de los receptores tiene
que justificar en qué se lo gasta. La organización que lo desarrolla se llama GiveDirectly. Es una iniciativa de cuatro brillantes estudiantes de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Sus nombres: Michael Faye, Paul Niehaus, Rohit Wanchoo, y Jeremy Shapiro. Con el apoyo de Alan Krueger, asesor económico de Barack Obama, presidente con sangre keniata.
Los que han recibido este salario inicialmente han sido familias de zonas rurales de África,
de unos cuatro integrantes, unos 960 euros durante un año, divididos en
pagas mensuales. En su libertad podían usarlo para satisfacer
necesidades básicas. Pero también podrían gastarlo en lo superfluo. Y el experimento no puede ser más alentador.
Rispa recibió un mensaje en su móvil, un anticuado SMS, diciéndole que tenía dinero en su cuenta. Lo fue a cobrar a un locutorio. Ese es el método de pago. Rispa se lo ha gastado en dos vacas y plantar frijoles y maíz. Caroline ha comprado una máquina de coser, reparado el techo de su casa y ha pagado la escolaridad de sus tres hijos. Gabriel adquirió herramientas para su carpintería y levantó un gallinero. Beatrice
se dio cuenta de que los suyos necesitaban agua potable y, aparte de
invertir en mejorar las cosechas, construyó un pozo que les da de beber.
"Lo que más valoro es la libertad de gastarlo en lo que considere", comenta Caroline. Todos viven en el pueblo de Koga.
Prácticamente
todo este pueblito bucólico, alejado de las grandes urbes keniatas, ha
recibido estas pagas. Recuerda a la experiencia piloto más grande y
exitosa conocida hasta ahora, la de Dauphin, una comunidad canadiense de
7.500 habitantes que recibió una renta básica bajo un sistema llamado Mincome. Garantizaba para una familia de cuatro personas un ingreso anual mínimo de unos 12.500 euros
al cambio actual. Ocurrió en los años 70. Como a los africanos, lo
primero que les pasó por la mente a los americanos fue "¿qué diablos es
esto?". Y eso era dinero para que lo gastaran sin justificarlo.
Los
resultados del estudio se traspapelaron hasta 2008 cuando por primera
vez se analizaron. La gran sorpresa es que se descubrió que la gran
mayoría de los receptores del Mincome siguieron trabajando. Evelyn L.
Forgen, profesora de la facultad de medicina de la Universidad de
Manitoba, la provincia donde está Dauphin, titula su informe El pueblo sin pobreza.
En éste cuenta los resultados. Subieron los ratios de embarazos, los
pobladores iban menos al hospital, las enfermedades mentales
disminuyeron.
Y aparece otra palabra: "Felicidad". Los ciudadanos del pueblo sin pobreza eran más felices.
Como los africanos hoy, los canadienses lo gastaron en mejorar sus
casas, en comprar lo necesario para mejorar sus condiciones laborales:
camiones, caballos... Quien dirigió Mincome, Ron Hinkel,
asegura convencido "de que la seguridad de recibir unos ingresos
mensuales conduce a una mejor salud física y mental".
EN FINLANDIA
En
las sonrisas de los receptores de la renta básica incondicional, uno
percibe esa felicidad inédita. El eje del actual experimento finlandés
es el de medir cuánta gente deja de buscar empleo. Y si lo gastan en elementos superfluos. Crónica conversa con Marjukka Turunen, una de las responsables del proyecto que comienza de hecho mañana. Será cuando esos 2.000 seleccionados reciban en sus cuentas de banco sus primeros 560 euros.
-¿Quiénes son? ¿Podría haber un español?
-Eso es estrictamente confidencial, ya que buscamos que ellos actúen libremente,
sin recibir influencias. Y sí, puede haber un español si se encontraba
en las listas de paro en noviembre y era residente permanente en
Finlandia.
-¿Cómo fue la selección entre los 175.000 parados que había en noviembre? ¿Como una ruleta?
-[Risas] Sí, como una ruleta.
-Y, personalmente, ¿considera que seguirán buscando trabajo? ¿Usarán el dinero extra en comprar televisores de plasma? ¿Drogas?
-Creo que lo utilizarán responsablemente. Los casos previos demuestran que la búsqueda de empleo no va a cambiar. Aunque sólo lo sabremos dentro de dos años.
Los experimentos a los que se refiere son esencialmente los de Canadá y África, que han mostrado que no se deja de trabajar.
Bueno, excepto en el lado femenino, que es para quedarse embarazadas,
como resultado de la tranquilidad. Y de los adolescentes, que terminan
sus estudios y acceden al mundo laboral más tarde.
LOS ELEGIDOS
¿Cómo se ha seleccionado a los beneficiarios en África?
Ése ha sido uno de los grandes problemas desde el inicio. Primero se
pensó en los abuelos de los pueblos. Fallo. Después se descubrió que
elegían a amigos o familiares. Ahora se opta preferentemente por pueblos enteros.
Se buscan las aldeas más pobres utilizando los datos del censo
nacional. Una vez seleccionada, cada uno de los adultos de la aldea
recibirá una transferencia, por eso en esta organización lo llaman "ingreso básico universal".
Esta
definición se ha colado en las elecciones francesas, en las primarias
socialistas. Los candidatos tienen opiniones discrepantes, como recoge Libération.
Desde hablar de que debe ser para todos (Benoît Hamon y Jean-Luc
Bennahmias), a apuntar a las situaciones más paupérrimas (Manuel Valls),
o simplemente señalar que es "irreal" (Arnaud Montebourg, François de
Rugy y Vincent Peillon). En España su principal defensor es Podemos, que apunta a la cifra de 650 euros mensuales.
Uno de los máximos expertos del partido, el diputado del Parlamento
vasco y economista Julen Bollain (26 años), lo argumenta así. "Lo recibiría desde el más pobre hasta Amancio Ortega, claro. Y creemos que no desincentivaría el empleo". Señala que el coste global de más de 270.000 millones de euros que significaría para España se financiaría "mediante impuestos, tras una reforma fiscal".
-Pero antes habría que hacer un estudio, un programa piloto... ¿no?
¿Dónde lo pondría en marcha?
-Probaría en una zona industrial. Barakaldo o la zona de Eibar. Y también en una zona con mayor desigualdad...
-¿Andalucía y Extremadura?
-También.
-Lo cierto es que hoy es matemáticamente imposible que se pueda producir en toda España.
-Se necesita pedagogía. No se puede resumir en un titular. Distorsionaríamos su significado.
¿Quién
puede hablar con mayor propiedad de lo que implica la renta básica
incondicional? Sin duda es Michael Faye, presidente y cofundador de GiveDirectly.
Graduado en matemáticas por Harvard y doctor en negocios por la misma
universidad lleva las riendas del proyecto que ha seducido al mundo, que
se ha expandido a Uganda y Ruanda. Ha logrado aportes desde Google a
Facebook y de miles de donantes particulares. Faye, en plena vorágine
navideña, analiza para Crónica lo que ha conseguido.
-Recuerde el antes y ahora de su idea...
-Es simplemente notable. Cuando empezamos, casi todos nos decían que éramos ingenuos:
no se podía confiar en los pobres para gastar el capital sabiamente. Y
ahora, esta semana, el primer ministro británico ha defendido
públicamente su eficacia.
-¿Funciona esta clase de salario mensual?
-Mientras
la investigación avanza, las transferencias de efectivo se vuelven
extremadamente eficaces y sabemos cómo diseñar mejor estos programas.
Uno de estos conceptos, conocido como renta básica universal -que
proporciona capital suficiente para satisfacer las necesidades básicas
de todo el mundo durante un largo período de tiempo- ha recibido mucha
atención política de lugares que van desde la India a Suiza, pero aún no
se ha evaluado en su totalidad.
-¿Y eso hacen ustedes?
-Exactamente es lo que hacemos con nuestro proyecto piloto de renta básica universal,
que es a la vez uno de los mayores experimentos de crowdfunding de la
historia [más de 40 millones recaudados para esta causa].
-¿Cuántas personas están recibiendo el ingreso básico?
-Hay tres grupos que reciben un ingreso básico.
Uno, de unas 6.000 personas, recibirá un ingreso mensual durante 12
años. Otro, de unos 10.000, que recibirá un ingreso mensual durante dos
años. Y uno final, otros 10.000, que recibirán ingresos iguales a los
del segundo grupo, pero en pocos pagos. Esto permitirá responder a
preguntas como: ¿cuál es el impacto de una transferencia de efectivo a
largo plazo en lugar de una más corta? y ¿cuál es la diferencia entre
dar pagos mensuales o todo a la vez?
-¿Qué opina del nuevo proyecto en Finlandia?
-Estamos
muy contentos de ver los nuevos proyectos pilotos en Finlandia, Italia y
demás. Cuantos más datos podamos reunir es mejor.
TODO COMIENZA CON SEGOVIA
Una parte muy importante del trabajo de Faye y los suyos es Segovia. GiveDirectly utiliza un software llamado
así, de su autoría también, para organizar los datos de decenas de
miles de familias. El nombre y la imagen que le acompaña no es casual.
Es en homenaje al acueducto romano que está en España. La idea es que pueda servir como infraestructura segura para transferencias de efectivo,
como puente contra la pobreza. La felicidad de Rispa, Caroline, Gabriel
y Beatrice indica que van por buen camino. Por el que es, quizás, el
proyecto sociológico más ilusionante del mundo.
Os ponemos el enlace a la noticia:
http://www.elmundo.es/cronica/2017/01/08/5870af1fe2704edb7f8b461f.html
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