Publica "El País":
Michelle Obama se despidió este viernes de los estadounidenses con un
mensaje dirigido a los jóvenes en el que les instó a no tener miedo al
futuro y defendió los valores de la diversidad en un discurso dedicado a
la educación. “Ese es el mensaje de esperanza que deberían compartir
los políticos”, dijo la primera dama, visiblemente emocionada. Justo
antes de abandonar la sala, con lágrimas en los ojos, dio las gracias
por haber tenido “el máximo honor" de servir a los ciudadanos estos
últimos ocho años.
“La diversidad no es una amenaza, es lo que somos”, afirmó
la primera dama desde la Casa Blanca en un mensaje dirigido
especialmente a los jóvenes. “Si vuestros padres o vosotros sois
inmigrantes, sabed que formáis parte de la misma tradición que ha hecho
este país tan grande”. Michelle Obama dijo lo mismo a quienes intentan
desafiar a la suerte desde la pobreza o pertenecen a minorías raciales y
religiosas. “Nunca dejéis que nadie os haga creer que no tenéis un
lugar en nuestra historia”.
Obama celebró en Washington los logros de sus programas
para aumentar el número de estudiantes que acceden a la universidad así
como las tasas de graduación en los institutos de todo el país. Como
acostumbra, aderezó su mensaje con unos cuantos consejos para un futuro
marcado por la incertidumbre de la presidencia de Donald Trump. “No
tengáis miedo, seguid concentrados, decididos, tened esperanza”,
aseguró. “Recordad que ninguno de vuestros derechos vino de la nada,
debéis hacer todo lo posible para proteger lo que habéis heredado”.
Michelle Obama no ha cesado de repetir durante sus ocho
años como primera dama que “la educación es la clave del éxito” y este
viernes lo reiteró una vez más, durante su último acto público en
Washington, antes de que su esposo abandone la presidencia. Apenas unas
horas antes, la primera dama había sorprendido a un grupo de estudiantes
de la capital que aspiran a acceder a la universidad. Michelle repartió
abrazos y consejos cargados con una buena dosis de honestidad, dos de
sus señas de identidad que volvió a desplegar al despedirse de los
estadounidenses.
El próximo 20 de enero, después de que Trump se convierta
en el 45 presidente de EE UU, un helicóptero trasladará a la familia
Obama a su nueva residencia en Washington. Entonces también comenzará
una nueva etapa para Michelle, que estos últimos ocho años ha dado
muestra de su carácter y su personalidad, creando la versión más
moderna, activa y dinámica de una primera dama hasta la actualidad.
Michelle Obama ha alternado su versión de “mamá en jefe” en la Casa Blanca con apariciones en programas de humor
y varias campañas a favor de la alimentación sana en las escuelas, la
igualdad de oportunidades para todos los jóvenes o la atención médica de
calidad para los veteranos de guerra. En estos últimos gestos cumplió
su papel tradicional de primera dama. En los primeros dejó ver a una
profesional dispuesta a construir una imagen auténtica, sin precedentes
en EE UU.
El resultado más claro de esa labor se vio el pasado mes de
octubre. Michelle Obama apenas había ofrecido discursos durante las dos
campañas presidenciales de su marido. Este año era distinto. La
publicación de un vídeo con una conversación sexista del candidato
republicano le inspiró a hacer campaña a favor de Hillary Clinton. “No puedo dejar de pensar en ello”, dijo a la audiencia.
La primera dama no escondió que se sentía afectada por las palabras de
Trump y su discurso marcó un antes y un después en la carrera electoral.
Durante los primeros años de la carrera política de su
marido, Michelle nunca ocultó su opinión sobre la política, pero nada
más llegar a la Casa Blanca había adoptado una postura más comedida. Era
consciente de que su cargo estaba al servicio de todos los
estadounidenses, pero a lo largo de los años le ha ido dando su forma
personal. Hace dos semanas habló abiertamente de que la pareja no
siempre contó con grandes apoyos en Washington y del racismo al que se
han enfrentado los dos desde la histórica victoria de Obama en 2008.
“Cuando atraveséis dificultades y penséis en rendiros,
recordad algo que nos ha ayudado a Barack y a mí durante todos estos
años”, aseguró una Michelle Obama visiblemente emocionada en los últimos
instantes de su discurso. “Creed en el poder de la esperanza” dijo
recordando el lema Hope que inspiró la campaña del demócrata.
“Eso es lo que nos ha ayudado a superar todas las palabras de división,
ira y miedo a las que nos hemos enfrentado en nuestras propias vidas”.
Los estadounidenses deberán esperar para saber qué Michelle
Obama surgirá de sus años fuera de la Casa Blanca. Quizás siga la
tradición de sus predecesoras y publique sus memorias. Quizás continúe su faceta más activista de los últimos meses. Su círculo más cercano niega que a pesar de las presiones esté dispuesta a apostar por la presidencia.
La única garantía, si el pasado sirve de pista, es que la versión
ciudadana de Michelle Obama la construirá ella, y a su manera.
Este viernes prometió que seguirá defendiendo los intereses
de las próximas generaciones de estadounidenses. “Seguiré a vuestro
lado”, les dijo. Obama también pide a los jóvenes que busquen “la mejor
educación posible para que podáis pensar críticamente y expresaros con
claridad. Así podréis convertiros en la fuerza más positiva que empuje a
vuestras comunidades”, afirmó rodeada de los ganadores del premio
nacional y estatal al mejor asesor educativo del año. Era también un
buen resumen de su legado.
Con lágrimas en los ojos, Michelle Obama se despidió de la Casa Blanca
con un "gracias" y un deseo: “Espero que se sientan orgullosos de mí”.
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