sábado, 21 de enero de 2017

¿Dónde está el diputado opositor venezolano Gilber Caro?


Publica "El País":
 
Hace una semana, cuando el Gobierno de Venezuela anunció la detención del diputado suplente opositor Gilber Caro (Caracas, 1974), algunos compañeros de su formación, Voluntad Popular, resaltaban, más que las razones que ofreció el vicepresidente Tareck El Aissami para detenerlo, el golpe bajo que suponía encarcelar a un hombre que logró regenerarse cuando lo tenía todo en contra. Caro estuvo preso 20 años por un homicidio que dice no haber cometido, pero aceptó la culpabilidad porque en el ambiente delincuencial donde se movía entonces las delaciones se pagan con la muerte.

Seis días después esa idea no es la principal preocupación de la formación. Caro está desaparecido desde entonces. Sus abogados no lo han podido ver y no ha sido presentado ante los tribunales. “En los tres años que tengo coordinando la causa de los presos políticos venezolanos en mi partido jamás había ocurrido esto”, asegura Adriana Pichardo, diputada opositora al Parlamento del Mercosur, al referirse a la irregularidad que supone no presentar a un detenido dentro de las 48 horas siguientes a su detención, como ordena el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela. “Antes el régimen guardaba las formas, pero ahora ni eso”, agrega la parlamentaria.

Se presume que Caro está detenido en Valencia, la capital industrial de la nación sudamericana, en el centro del país, pero se desconoce el lugar. Algunos funcionarios dicen que está en la sede regional del Sebin, la policía política, o en el Círculo Militar, una dependencia administrativa que funciona como el solaz de la familia de los militares. Pero otros afirman que está en el comando de la 41 brigada blindada del Ejército. Sólo el régimen sabe con certeza donde ha sido encerrado.

Alarmados por esa indefinición, los abogados denunciaron el martes la desaparición forzosa del dirigente, y presentaron un recurso de hábeas corpus ante el Tribunal Supremo de Justicia, exigiendo su inmediata libertad en razón del cargo que ostenta. Caro está amparado por la inmunidad parlamentaria y su procesamiento judicial debería ser autorizado por la Asamblea Nacional, pero el presidente Nicolás Maduro, amparado en la naturaleza gaseosa de la Constitución, ha asegurado que un diputado suplente no goza de esa protección. “Tiene un prontuario criminal que data de los años ochenta y estuvo preso por homicidio y narcotráfico”, explicó.

 La cita que cambió el destino 

Caro cumplió en la cárcel la mitad de su condena y recibió en 2004 un beneficio procesal hasta completarla en 2014. Después de salir de prisión se entrevistó con el entonces alcalde del municipio caraqueño de Chacao, Leopoldo López, para pedirle que apoyara a su asociación civil, Liberados en marcha, que pretendía cobijar a quienes cumplen su condena y no encuentran apoyo en la calle. Caro, que fue líder de los reclusos, que ostenta una oratoria superior al promedio de sus excompañeros de celda, y que se convirtió en cristiano evangélico como una forma de fortalecer su fe en prisión, estaba consciente de cuánto cuesta reinsertarse en la sociedad y evitar la tentación de volver a delinquir.

Todas las sociedades ven a los reclusos como apestados, pero López, sentenciado a casi 14 años de prisión después de llamar a protestar contra el régimen en 2014, vio en la historia de Caro un modelo de superación y una forma de llegarle a un sector que muchas veces ignoran los estrategas políticos. En 2008, después de culminar su período como alcalde, López estaba empeñado en forjar, bajo el paraguas del partido Un Nuevo Tiempo, donde entonces militaba, una conexión con las amplias mayorías de los barrios venezolanos que trascendiera el coyuntural interés electoral. En Caro identificó a un hombre que podía servir como motivador para los sectores populares y que lo ayudaría a fichar a los discriminados.

Los allegados a López siempre han dicho que el dirigente siempre quiere captar a las personas que demuestran ser eficientes. Caro, que estaba deseoso de una oportunidad, le ha correspondido con su lealtad. López nunca pudo adaptarse a su condición de militante de un partido y necesitaba crear una formación a su imagen y semejanza con el apoyo de personas como Caro. Así nació Voluntad Popular. Al entusiasmo del ex recluso también se sumó el de los principales dirigentes estudiantiles de las protestas de 2007, cuando el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez decidió cerrar el canal de televisión Radio Caracas Televisión y se dieron a conocer entre la opinión pública.

“Gilber es una esponja. Ha crecido mucho durante estos años”, afirma la diputada Pichardo. A sus dotes naturales de improvisado orador sumó el deseo de dar el tipo en el cruel ambiente de los partidos políticos. Justo porque no cree, como se enorgullece cierta dirigencia chavista, que el verdadero conocimiento está en lo que uno aprende en la calle, estudió derecho en la Universidad Santa María, participó y completó el programa Lidera, que se imparte en el Instituto de Estudios Superiores de Administración, que está entre las diez mejores escuelas de gerencia en América Latina. Así, logró formar parte de la dirección nacional de Voluntad Popular con derecho a voz y voto.

Caro regresó desde el lado oscuro sin resentimientos, como apunta un viejo conocido, y parece haberse ganado con justicia el primer lugar entre los conversos. Con esa empatía que le adjudican se convirtió en el candidato ideal para protagonizar el último spot de Voluntad Popular, que repasaba las razones por las cuales la formación no apoya el diálogo con el régimen de Maduro. “Gilber es un tipo que te empodera, que te da esperanza”, afirma Corina Contaris, activista de Voluntad Popular. A la esperanza de su pronta aparición se aferran todos sus compañeros.

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