Publica "El Mundo":
Garbiñe en modo Garbiñe. Sin medias tintas, sin
especular. Un botón con solo dos posiciones, apagado o encendido. En la
primera, las dudas ante cualquier rival, el vértigo de perder contra
quien sea. En la segunda, 'rock and roll'. Un espectáculo de golpes
durísimos, dientes apretados y puño cerrado. Garbiñe Muguruza batió en tiempo récord a Anastija Sevastova por 6-4 y 6-2 en apenas una hora y tres minutos en la tercera ronda del Open de Australia.
La
letona, 33ª del mundo, no era una rival cualquiera. Pese a que en el
último enfrentamiento se había impuesto la de Caracas, en el pasado US
Open eliminó a Muguruza en segunda ronda para después llegar a cuartos
de final, su mejor actuación en un Grand Slam. El choque pedía revancha
por aquel revés y Garbiñe cumplió con creces.
"Quería venganza,
me dolió mucho la eliminación en Estados Unidos", dijo tras la
victoria. En busca de llegar "al 100% al siguiente partido" después de
la inflamación en el aductor que hizo pensar en lo peor en la primera
ronda, intentará vengar ahora a Carla Suárez. La canaria cayó en el
segundo partido ante la rumana Sorana Cirstea (78ª del ránking WTA), una desconocida sobre la pista para Muguruza, jamás se han enfrentado hasta ahora.
La número siete mundial, que en ocasiones sufre más ante rivales de menor caché
que contra las grandes raquetas, tiene en el horizonte un posible cruce
en los cuartos de final con la número uno y vigente campeona Angelique
Kerber. Jugando al nivel que lo hizo este viernes, poco importa quién
esté enfrente.
El primer parcial resumió a la perfección la lucha
interna que mantiene la ganadora de Roland Garros en muchos partidos.
Botón apagado, fría al inicio, cometió dos dobles faltas en su primer
turno de saque que pusieron en apenas cinco minutos el 0-2 en el
marcador. Botón encendido, del hielo al fuego en instantes,
comenzó a conectar derechas ganadoras, a subir con éxito a la red y a
desesperar a Sevastova siempre con la potencia de sus golpes como seña
de identidad. Un vendaval que pasó por encima a la letona, cinco juegos
consecutivos y una bola de set a favor.
Sin embargo, no aprovecho
la opción con su saque y la rival reaccionó con dos juegos, aunque el
temple de la pupila de Sam Sumyk en los momentos finales ayudó a atar el
set. En segundo, siguió el ciclón. Del 4-0 inicial don dos roturas, al
6-2 final, para cerrar un duelo con 20 'winners', el doble que la letona
y 22 errores no forzados. "Me ha costado un poco entrar en el partido", reconocía a Eurosport. Si lo que viene después es lo de este viernes, no hay problema.
http://www.elmundo.es/deportes/2017/01/20/588208c9e5fdead3048b45f7.html
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