Publica "El País":
Doce horas después de que el Departamento del Tesoro anunciara la
inclusión del vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, y su
testaferro, Samark López, en la lista de sancionados por su relación con el narcotráfico,
el número dos del régimen reaccionó. Lo hizo en medio de una intensa
campaña en las redes sociales y a través de Twitter. Primero escribió:
“Ante la infamia y agresión imperialista: 1) moral intacta; 2) mayor
firmeza y convicción antiimperialista; 3) mayor conciencia chavista”.
Los otros tuits son variaciones de esta línea argumental y podrían
ser resumidos en una idea que luce a la vez como un desplante a las
sanciones: “Recibo esta miserable e infame agresión como un
reconocimiento a mi condición de revolucionario antiimperialista.
Venceremos”.
La prensa venezolana apenas se ha hecho eco de la sanción de Estados
Unidos, por temor a represalias. Los antecedentes han servido para el
escarmiento. Los editores de los diarios El Nacional y Tal Cual están
pendientes de un fallo judicial por reproducir una noticia de The Wall
Street Journal, que señala la vinculación del hombre fuerte del
chavismo, Diosdado Cabello, con el narcotráfico.
Mucho más temprano Samark López colgó un breve comunicado en su web,
que lo presenta como un “prominente empresario” interesado en el
progreso de su país. “El listado no contiene ninguna evidencia fáctica o
justificación legal respecto a la razón por la cual Samark Lopez debe
ser colocado en ese listado, más allá de que Samark Lopez y Tareck El
Aissami se conocen personalmente. El listado parece estar motivado
políticamente”, afirma.
Reacciones
La reacción de sus compañeros del Partido Socialista Unido de
Venezuela ha sido más bien tímida.
Lo han apoyado funcionarios de la
línea media del régimen como Hugo Cabezas, presidente de la estatal
Corporación Maneiro, que centraliza la importación de papel prensa, el
vicepresidente del Banco Central de Venezuela, José Khan, y el
presentador estrella del canal oficial Venezolana de Televisión, Mario
Silva. A primera hora de la tarde en Venezuela, el presidente Nicolás
Maduro no había emitido comentarios.
La oposición tampoco se había pronunciado. El secretario general de
la coalición Mesa de la Unidad, Jesús Torrealba, prometió que la alianza
daría a conocer un comunicado.
El Gobierno de Venezuela, a través de la canciller Delcy Rodríguez,
calificó la medida como “arbitraria y extraterritorial” y cerró filas
con el vicepresidente, a quien se refirieron como un exitoso criminólogo
y el responsable, durante su gestión como ministro del Interior
(2008-2012) de la captura de 102 capos de la droga y la extradición a
Estados Unidos de 21 narcotraficantes.
El régimen bolivariano había observado desde lejos las frenéticas
primeras semanas de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, pero
esa tregua ha terminado. La canciller Rodríguez afirmó: “Es lamentable y
altamente peligroso que la burocracia estadounidense, en conjunción
criminal con factores violentos y extremos de la oposición venezolana,
encaminen las relaciones de la nueva administración a perpetuar los
errores históricos cometidos por el ex presidente Barack Hussein Obama
contra Venezuela”.
Os ponemos el enlace a la noticia:
http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/14/america/1487097838_287999.html
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