Publica "El Mundo":
Eran las 12.44 horas de la tarde en Caracas cuando una bengala salió volando desde el "punto rojo" (toldo oficialista donde se pasa lista a las personas que han votado) de la Universidad Bolivariana. Como testigos, 11 personas aguardaban para registrarse en unas hojas bajo control del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y los militantes revolucionarios que las confeccionaban.
Carteles de Érika Farías, candidata gubernamental, y camisetas de "Las comunas con Maduro", propaganda en estado puro muy cercana a las urnas pese a ser ilegal. Ningún entusiasmo y pura rutina en unas elecciones marcadas por la irrupción del carnet de la patria como masiva herramienta de control social y político en Venezuela. Dentro del recinto universitario, unas cuantas personas más, la misma estampa que se repetía en buena parte de la capital.
No había nada que celebrar, pese a la bengala: donde en otras elecciones lucían colas y colas de votantes, hoy reinaba la soledad, como si fuera el 1 de enero adelantado. Al menos así sucedía en centros electorales de Baruta, Sucre y Libertador, tres de los cinco municipios de Caracas. Desde el resto del país se reportaban situaciones parecidas, aunque el Gobierno se empeñaba en transmitir una fiesta democrática que solo ellos celebraban.
La maquinaria del chavismo se preparaba mientras tanto para la ya famosa operación remate, montada sobre el gigantesco ventajismo revolucionario y base de sus "triunfos" electorales. ¿Cuáles eran sus objetivos hoy? El primero, preparar la rampa de lanzamiento para la candidatura presidencial de Nicolás Maduro, cuyos comicios el chavismo sopesa adelantar para marzo o abril. El segundo, menor, conquistar la mayor parte de las 335 alcaldías en disputa.
"Necesitamos saber quiénes votaron para afinar nuestra maquinaria. Para eso está el carnet de la patria", confesó Jorge Rodríguez, nuevo ministro de Comunicación y "cerebro" electoral del chavismo.
Los comicios municipales no han despertado ningún entusiasmo en Venezuela más allá de la puesta a punto de la maquinaria electoral chavista, siempre bien aceitada. Para la Historia, las de hoy quedarán como las elecciones en las que la Unidad Democrática retomó su apuesta por la abstención, en medio de grandes polémicas internas, con el deslinde de Avanzada Progresista y Un Nuevo Tiempo, además de independientes y disidentes.
Pero sobre todo lo hará por la irrupción del carnet de la patria, elemento clave para el futuro de la revolución. Hasta la clase media venezolana, empobrecida por la voraz crisis económica y social, se puso a hacer cola urgente durante las dos últimas semanas para sacarse un documento del que renegó los últimos meses. Una cola jamás imaginada.
Más de 16 millones de ciudadanos, de los casi 30 que pueblan el país, figuran ya como poseedores del carnet, puesto en marcha hace un año, que tantas veces ha agitado el primer mandatario ante las cámaras de televisión. Se trata, en principio, de un mecanismo para el control y registro de las ayudas sociales del chavismo, que también ha pasado a ser la forma de pago de las caja de comida CLAP, adaptación bolivariana de la libreta de racionamiento cubana.
Gran parte del CLAP se paga a través del nuevo documento y en el futuro, según el Gobierno, se hará en un 100%. En un país donde la comida es un bien escaso o casi inaccesible por su precio, recibir la caja de alimentos subvencionados es un ejercicio de supervivencia: para el 14% más desfavorecido es fundamental y para casi el 30%, muy importante.
"De ahora en adelante todo se hará a partir de este carnet", confirmó Nicolás Maduro en vísperas electorales. El 'hijo de Chávez' también insistió en que para votar los ciudadanos tenían que pasar lista con su carnet de la patria en los "puntos rojos". Rodríguez añadió que para recibir medicamentos también es necesario la receta y el carnet de la patria.
Una ola de rumores y verdades despegó en paralelo a los "operativos de carnetización", ya muy concurridos previamente y que se masificaron en los últimos días. Sin el documento no habría bono navideño de medio millón de bolívares (equivalente a cinco dólares en el mercado paralelo). Tampoco las hallacas (tamal típico de Venezuela) socialistas ni el pernil de Maduro, las comidas navideñas más tradicionales. Hasta para sacar dinero del banco, hacer una gestión estatal, conseguir trabajo o comprar comida en un supermercado hará falta el carnet en el futuro, insinúan dirigentes oficialistas y aseguran las voces de la calle.
"Una que pensaba que en revolución para recibir comida lo único que hacía falta era tener hambre y para recibir medicamentos, estar enfermo. Pero no, a alguien se le ocurrió un carnet de la patria para listar en el cuaderno del partido a los necesitados", criticó Gabriela del Mar, ex Defensora del Pueblo y chavista disidente.
Siguiendo esa fórmula tan chavista de dar ejemplo lo antes posible, a Mariela Garrido, enferma de psoriasis, le exigieron esta semana el carnet en el hospital de Vargas para continuar un tratamiento que ha dejado de recibir hace dos meses. El Parlamento ha recogido casos parecidos, incluyendo también las habituales coacciones a los funcionarios públicos.
Como A.N.R, de 40 años, empleado de la banca estatal. Hoy se sintió empujado a votar para evitar que le sitúen internamente en las filas abstencionistas. Diez minutos antes de presionar la tecla del casillero de Maribel Castillo, de Avanzada Progresista, ni siquiera sabía cómo se llamaba esta candidata opositora. "La única salida que nos queda es irnos de este país", concluyó en tono bajo, para evitar que su madre le escuchase.
Denuncian casos de "voto asistido"
Uno de los cinco rectores que conforman el Poder Electoral de Venezuela denunció casos de "voto asistido" y otras irregularidades durante los comicios.
"He estado recibiendo distintas denuncias acerca de la marcha del proceso electoral, fundamentalmente de estados como Barinas, el estado Carabobo, el estado Zulia, en atención al voto asistido, y quiero hacer énfasis en este aspecto, porque la legislación electoral es muy clara: no está permitido el voto asistido", afirmó Luis Emilio Rondón.
El rector Rondón es el único de los cinco miembros titulares del Consejo Nacional Electoral (CNE) no alineado con el oficialismo, y ha pedido a los integrantes de las mesas y a los militares, que en Venezuela custodian los procesos electorales, que eviten estos atropellos de la ley.
"Las autoridades de las mesas electorales deben garantizar que el voto sea ejercido libremente, sin ningún tipo de coacción. Solamente en los casos que el elector manifieste por algún tipo de discapacidad la asistencia de alguna persona de su confianza podrá entonces hacerse asistir en el acto de votación", agregó Rondón.
El rector dijo haber "estado recibiendo denuncias de centros de votación en municipios (...) donde esta práctica ha sido recurrente", y aseguró que "el CNE está verificando estos aspectos" para que estas situaciones no se repitan.
En declaraciones a periodistas, Rondón habló también de casos en los que no se ha respetado el llamado "perímetro de seguridad" de 200 metros, la distancia de los colegios en la que está prohibido que los partidos habiliten sus "puntos de información", que como recordó el rector no pueden ser "puntos de proselitismo político".
"He estado recibiendo distintas denuncias acerca de la marcha del proceso electoral, fundamentalmente de estados como Barinas, el estado Carabobo, el estado Zulia, en atención al voto asistido, y quiero hacer énfasis en este aspecto, porque la legislación electoral es muy clara: no está permitido el voto asistido", afirmó Luis Emilio Rondón.
El rector Rondón es el único de los cinco miembros titulares del Consejo Nacional Electoral (CNE) no alineado con el oficialismo, y ha pedido a los integrantes de las mesas y a los militares, que en Venezuela custodian los procesos electorales, que eviten estos atropellos de la ley.
"Las autoridades de las mesas electorales deben garantizar que el voto sea ejercido libremente, sin ningún tipo de coacción. Solamente en los casos que el elector manifieste por algún tipo de discapacidad la asistencia de alguna persona de su confianza podrá entonces hacerse asistir en el acto de votación", agregó Rondón.
El rector dijo haber "estado recibiendo denuncias de centros de votación en municipios (...) donde esta práctica ha sido recurrente", y aseguró que "el CNE está verificando estos aspectos" para que estas situaciones no se repitan.
En declaraciones a periodistas, Rondón habló también de casos en los que no se ha respetado el llamado "perímetro de seguridad" de 200 metros, la distancia de los colegios en la que está prohibido que los partidos habiliten sus "puntos de información", que como recordó el rector no pueden ser "puntos de proselitismo político".
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