Publica "El Mundo":
Por quinta ocasión en lo que va de abril, la oposición venezolana protestó en las calles de Caracas.
Y por quinta vez fue reprimida con violencia desmedida por policías y
militares, que impidieron que cientos de manifestantes llegaran a una de
las principales autopistas de la capital para marchar hasta la
Defensoría del Pueblo.
El comienzo de la Semana Santa redujo la asistencia alcanzada el pasado sábado, pero no los ánimos.
Al frente de la marcha estuvieron los principales líderes de la Unidad
Democrática, como el excandidato presidencial, Henrique Capriles,
y el presidente del Legislativo, Julio Borges, recién llegado desde
Washington. También asistió el popular cantante Miguel Ignacio Mendoza,
mejor conocido como "Nacho", quien resultó afectado por los gases
lacrimógenos.
El guión represivo del chavismo volvió a
repetirse. Cientos policías y militares custodiaban todos los accesos al
centro de la ciudad, donde están las sedes de los poderes públicos y
territorio exclusivo para la revolución. Y una vez más, una lluvia de
bombas lacrimógenas impidió que los manifestantes avanzaran.
"A los 10 minutos de haber empezado la movilización al centro de
Caracas, otra vez una represión brutal y cobarde con gases lacrimógenos,
ya hay personas lastimadas. Reiteramos el llamado nuestra agenda es pacífica y no violenta, queremos llegar a la Defensoría del Pueblo.
Señor (Tareck) William Saab), póngase del lado de la gente, del lado de
la democracia, del lado de la Constitución", protestó David Smolansky,
alcalde del municipio caraqueño de El Hatillo y señalado directamente por Nicolás Maduro como promotor de un ataque de EEUU a Venezuela como el realizado la semana pasada en Siria.
En
una imagen subida a sus redes sociales, Capriles también denunció "al
mundo" cómo un agente apuntaba con su arma larga a los manifestantes
desde un balcón del Ministerio de Asuntos Penitenciarios.
La oposición exige respeto a las atribuciones del Parlamento, tras dos sentencias con las que el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) se adjudicó unas funciones legislativas que él mismo ha
suspendido a la Asamblea. Las decisiones fueron parcialmente anuladas
tras un fuerte rechazo internacional y la rebelión de la fiscal general,
uno de los poderes del chavismo.
La represión convirtió
la marcha pacífica en un batalla campal, aunque perdió intensidad con
mayor rapidez. Sin embargo, la oposición asegura que se mantendrá en las
calles y anuncia "la mamá de las marchas" para el 19 de abril.
Mientras la oposición aguanta el pulso en la calle, Maduro mueve ficha sobre el tablero político. El
domingo, antes de viajar a Cuba, el presidente aseguró que esperaba
"ansioso" porque se convoquen los comicios de gobernadores, unas elecciones congeladas desde el pasado diciembre.
La
Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exige elecciones generales, pero
una parte de los aliados tampoco desecha la posibilidad de competir en
las regionales. "Son importantes, pero no podemos conformarnos con eso
cuando tenemos al pueblo en la calle.
Esto es una lucha de resistencia y
seguiremos en las calles hasta que se den todas las elecciones",
contestó Freddy Guevara, vicepresidente de Parlamento de mayoría
opositora. "Mantendremos la presión a pesar de las promesas (de
elecciones) de Maduro. Cambio de verdad", añadió en su cuenta de Twitter
el dirigente de Voluntad Popular, partido del preso político Leopoldo
López.
"Lo que diga Nicolás Maduro no tiene credibilidad,
es muy probable que diga esto para mandar una señal y bajar la enorme
presión que hay en las calles y en el ámbito internacional. La única
posibilidad de que creamos en su palabra es se produzca en los próximos
días la convocatoria de un cronograma electoral completo", demandó
Borges.
La Unión Europea volvió a reclamar ayer al gobierno de Caracas, asegurando que la inhabilitación (de 15 años) del gobernador Capriles no ayuda a rebajar la tensión.
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