Publica "El Mundo":
Los abusos de poder y la nefasta gestión económica de Nicolás Maduro
han provocado un estallido social en Venezuela que no parece tener
marcha atrás. Más allá de la profunda y seria crisis política en la que
está sumida el país, la carestía y el hambre han provocado que se desate el caos en
las calles de todas las ciudades de la república bolivariana. La
situación requiere una solución urgente que lamentablemente no tiene
visos de llegar por la cerrazón del presidente.
Las marchas pacíficas
convocadas por la oposición son necesarias, pero no suficientes para
devolver la democracia y con ella, la unidad a Venezuela.Se hace
imprescindible que la comunidad internacional actúe contra quien quiere
perpetuarse en el poder. De otro modo, el desgarro social de los venezolanos puede acabar en el peor de los escenarios que hoy podemos imaginar.
En
la última semana, 12 personas han fallecido en distintos altercados
surgidos por culpa del desabastecimiento de alimentos que sufre la
población. Mientras, la represión que los colectivos chavistas están
ejerciendo sobre los manifestantes pacíficos que están tomando las
calles contra Maduro ha dejado otras tres víctimas mortales. Sólo en
abril, ya son 22 los fallecidos en esta escalada de la violencia.
La
situación es insostenible. La muerte de ocho personas al electrocutarse
mientras intentaban llevarse una nevera de una panadería en El Valle
(Caracas) nos da idea de la desesperación que vive el pueblo venezolano.
Los saqueos son consecuencia del hambre y la desesperación que ha
provocado la errática gestión económica de quien gobierna uno de los
países más ricos del mundo en recursos naturales. Es paradójico que
Venezuela sea el quinto exportador de petróleo del planeta y muchos de
sus ciudadanos estén en situación de emergencia alimentaria, según denuncian los opositores al régimen.
No
hay datos oficiales sobre el alcance de la hambruna (se estima que
afecta ya al 10% de la población). Pero el hecho de que hoy estemos
hablando de hambre en Venezuela refleja el fiasco que ha supuesto el
chavismo para un país que hasta hace poco contaba con una amplia clase
media.
Pese a la situación de emergencia que vive el país, Maduro permanece en su huida hacia delante.
Para tratar de despistar a la ciudadanía, el presidente sigue
recurriendo a la inventiva.Por ejemplo, ha ordenado esta semana abrir
una investigación a la filial de Telefónica en el país porque la acusa
de apoyar a la oposición. El problema que tiene Maduro es que la tensión
social está haciendo trizas su máscara. Las imágenes de las calles de
Caracas difuminadas por los gases lacrimógenos mientras los soldados
combaten a una oposición pacífica hablan por sí solas.
Maduro tiene que entender que lo único que puede hacer ya es convocar unas elecciones limpias y abrir así una transición
hacia la normalidad que ponga fin a la aventura chavista. Si no cambia
de estrategia sus vecinos latinoamericanos tendrán que redoblar su
presión para que en Venezuela se restaure el Estado de Derecho. España
también tiene que jugar un papel proactivo en esta lucha y tratar de
implicar a la Unión Europea en la búsqueda de una solución que auxilie a
una sociedad que está desmembrada.
http://www.elmundo.es/opinion/2017/04/23/58fb9833468aeb374f8b45bf.html
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