Publica "El País":
La tensión en Venezuela
empieza a ser parte de la cotidianidad. La oposición regresó este
sábado a la calle, por tercera vez en una semana, con muchas más razones
que las que en principio convocaban la protesta. El gobernador Henrique Capriles Radonski, su principal líder,
no podrá ocupar cargos públicos durante los próximos 15 años tras ser
inhabilitado el viernes por el régimen chavista. La policía reprimió la
manifestación con gases lacrimógenos y pelotas de goma.
Fue otra vez Capriles, el líder de esta oleada de protestas que empezaron hace diez días,
el encargado de dirigir a los manifestantes hacia la sede de la
Defensoría del Pueblo, en el centro de Caracas. Fue una decisión
sorpresiva pero nada casual. La Defensoría del Pueblo es parte del
Consejo Moral Republicano, una instancia que se negó a calificar como
grave la actuación de los magistrados del Tribunal Supremo que avalaron dos sentencias que usurpaban las funciones del Parlamento.
La Policía Nacional Bolivariana interceptó la cabeza de la marcha
cuando transitaba por la avenida Libertador. La fuerte represión con
gases lacrimógenos y disparos de proyectiles de goma disuadió a algunos
manifestantes, pero otros insistían en seguir hacia su destino. Algunos
trataron de tomar vías aledañas y arrojaron piedras a los agentes. La
vía quedó completamente cerrada al tránsito de vehículos.
Varios sectores del este de Caracas estaban sumidos en el caos tras las intensas escarmuzas entre la oposición al régimen de Nicolás Maduro y
la policía. La represión ha durado varias horas. Al final de la tarde
los enfrentamientos se concentraron en la zona de El Rosal y en Bello
Monte, muy cerca de las oficinas de Capriles.
En el afán de dispersar a los manifestantes, la Guardia Nacional
arrojó muchas bombas lacrimógenas. Una de ellas incendió el depósito de
una empresa de encomiendas vecina al despacho de Capriles. El edificio
ha sido desalojado. Capriles se encontraba en su despacho pero está
fuera de peligro, al igual que el resto del equipo que le acompañaba.
Solo el conserje ha sido atendido porque presentó síntomas de asfixia.
Es una situación que se repitió en algunos sectores del este de Caracas,
que sufrieron hasta bien entrada la tarde una gran cantidad de gases
arrojados durante las escaramuzas
Lo sucedido este sábado siguió el mismo patrón mantenido a lo largo de la semana
y que amenaza con convertirse en una pauta de largo recorrido. Al menos
17, personas resultaron heridas según el alcalde del municipio
capitalino de Chacao, el opositor Ramón Muchacho.
La fuerte represión de los pasados días, que incluso provocó la
muerte de un manifestante en una población vecina a Caracas, ha llevado a
Amnistía Internacional
a condenar en un comunicado el uso excesivo de la fuerza contra los
manifestantes y a recordar que la obligación del Estado es “garantizar
el derecho a la libertad de expresión y de manifestación pacífica de
todas las personas”.
“En vez de usar sus recursos para empecinadamente perseguir y
reprimir a quienes opinan distinto, el Gobierno de Venezuela debería
estar concentrando sus esfuerzos en solucionar la crisis humanitaria,
que empeora día a día”, agregó Érika Rojas, directora para las Américas
de la organización.
Controlar la calle
La insistencia de la oposición de permanecer en la calle busca
quebrar el apoyo interno que tiene el régimen de Maduro. Con la
comunidad internacional prácticamente en contra, los líderes de la
opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) parecen decididos a conseguir esta vez un compromiso concreto en su objetivo de reducir el poder del chavismo.
Pese a que ya no tiene el apoyo popular del pasado, el régimen no
parece dispuesto a dar marcha atrás en su control del poder. Es ahí
donde se explica la decisión de inhabilitar a Capriles, según un
dictamen de la Contraloría General de la República —la Intervención
General— hecho público el viernes, y apartarlo de la política. Si la
sanción se confirma, el gobernador del Estado de Miranda no podría
aspirar a cargos de representación política hasta cumplir 60 sesenta
años. Una posibilidad que Capriles descarta. “A mí Maduro no me va a
retirar de la política. Sólo me retiraría el pueblo de Venezuela”,
afirmó en un acto celebrado el viernes en Caracas.
La medida reconfigura el panorama de la oposición y llena de dudas la
selección del candidato unitario que se enfrentaría al chavismo en las
elecciones presidenciales de fines de 2018. La carrera aún no ha
empezado, pero ya se empiezan a vislumbrar algunas aspiraciones. Con
Capriles bajo amenaza de ser inhabilitado y con Leopoldo López preso,
las restantes opciones con posibilidades para liderar la oposición son
figuras débiles y discutidas, que insisten en la reconciliación y el
acuerdo nacional como puntos medulares de su oferta. Y ese sería el
escenario más favorable para el Gobierno en unas elecciones.
De ahí que el Ejecutivo parezca estar diseñando una oposición a la
carta. Obligado por la condena internacional que supuso el autogolpe
promovido por el Tribunal Supremo de Justicia mediante dos polémicas
sentencias, y el calamitoso estado de la economía, el régimen parece
obligado a no seguir posponiendo la fecha de las elecciones de
gobernadores y de no retrasar con argucias legales los comicios
presidenciales. Esta semana Maduro reconoció que en 2018 habrá
elecciones en Venezuela.
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