Publica "El País":
La escalada de tensión en Venezuela no cesó con la que fue bautizada
como “madre de todas las marchas”. Eso fue el punto de partida para
nuevas protestas, aunque los convocantes comunican sus planes día a día,
sobre todo a través de las redes sociales. Cientos de ciudadanos volvieron a concentrarse
este jueves en las mismas zonas que el miércoles desde las 10 de la
mañana. Con el paso de las horas fueron aumentando y se convirtieron en
miles. En la plaza de Altamira, en el oeste de Caracas, en vías
estratégicas como la de Prados del Este, y con la meta inicial: alcanzar
la sede de la Defensoría del Pueblo, en el centro de la ciudad. Este
viernes lo harán en los barrios y urbanizaciones y el sábado prometen
volver a marchar.
Las circunstancias de la marcha, no obstante, eran distintas. El 19
de abril fue un día festivo, mientras que este jueves era laborable. Por
esta razón, Henrique Capriles,
líder de Primero Justicia y uno de los dirigentes más significados de
la oposición, pidió que los venezolanos pudieran “ausentarse de su
actividad laboral o académica”. “Hoy [por el jueves] también estamos en
la calle para rechazar la represión”, enfatizó el también gobernador del
Estado de Miranda, inhabilitado recientemente por 15 años. Volvieron a
producirse choques con las fuerzas de seguridad. La Guardia Nacional
volvió a recurrir a los gases lacrimógenos para disolver algunas
concentraciones de opositores. “Si ayer estaban agresivos, hoy están más
agresivos”, dijo Capriles.
Mientras tanto, el Gobierno de Maduro,
que intenta vincular a la oposición con los episodios de violencia
desde el inicio de las protestas, hace tres semanas, aseguró que al
menos uno de los tres fallecidos el miércoles, una mujer antichavista
tiroteada en el Estado de Táchira, murió según su investigación a manos
de un militante del partido de María Corina Machado, el opositor Vente
Venezuela. Hace tres años, el exalcalde del municipio Chacao de Caracas,
Leopoldo López, fue encarcelado con la acusación de haber instigado en
2014 unos disturbios tras unas manifestaciones.
Desgastar al Gobierno
En este contexto, los venezolanos cansados del Gobierno de Maduro
expresaban ayer su rechazo. Isabel Otero y su esposo, Jhonny Urdaneta,
marcharon con pancartas colgadas a sus cuellos. La de Urdaneta tenía
dibujado un tablero de tiro al blanco, representando que los
“venezolanos son objetivos del hampa y represión”. “Soy arquitecto,
estoy jubilado, y marcho porque ya he perdido ocho kilos en un año por
culpa de la crisis económica. Uno de mis hijos se tuvo que ir a España
porque en Venezuela lo robaban, no tenía futuro acá”, dijo a EL PAÍS.
“¿Hasta cuándo los venezolanos estaremos padeciendo por un gobierno
irresponsable? Me parece increíble que se donen 500.000 dólares para la
investidura de Trump en medio de una crisis en nuestro país. Queremos
elecciones ya, un nuevo Consejo Nacional Electoral y la liberación de
los presos políticos. Se olvidan de que Chávez estuvo preso en la cárcel
Yare y recibió un indulto en democracia”, aseguró Otero.
La clave de la estrategia opositora consiste en la insistencia y en
el intento de desgaste paulatino del Gobierno. Luz Marina Quintero,
psicóloga industrial, consideró que “no se pueden abandonar las calles”.
“Es la alternativa que tenemos ante esta dictadura, por eso debemos
insistir”. Carlos Pérez, de 23 años, estudiante de interpretación,
aseguró: “Seguiremos marchando. El que tiene miedo es el Gobierno, no
nosotros. Por eso no quieren ir a eleccionesy prefieren sacar a la
Guardia Nacional y la policía para golpear a la gente”. Otro estudiante
de la Universidad Metropolitana, Gerardo, de 22 años, destacó la
importancia de seguir con las protestas: “Hay que ser estratégico. Hay
que seguir viniendo, no importa que haya más o menos gente”.
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