Publica "El Mundo":
Miles de venezolanos han coincidido en darle el nombre de su
patria; ésa por la que luchan, una vez más, desde hace casi tres
semanas, en las calles. Otros la han llamado Libertad. Para los
entendidos, es la señora Tiananmen, porque su imagen, sin duda, evoca aquella del hombre del tanque durante las protestas en la República Popular China,
28 años atrás. Hay quienes, con orgullo, dicen: "Es nuestro sinsajo".
Y, sin duda, lo es. Como en la película Los juegos del hambre, esta
mujer se ha convertido en el símbolo de la resistencia en Venezuela.
Cerca
de las 14:00 del 19 de abril de 2017, en la principal autopista de
Caracas, la Francisco Fajardo, un grupo de unos siete periodistas y
fotógrafos fue testigo de cómo una mujer mayor, sola, se acercó a una de las tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana. Se pegó a ella. Sus fotos, vídeos y relatos de lo que sucedió en los siguientes cinco minutos darían la vuelta al mundo.
Los vehículos oficiales impedían el paso a una multitudinaria marcha opositoria
-se cree que la más grande que ha habido- hacia el centro de la ciudad.
Era la sexta vez en el último mes que los adversarios de Nicolás Maduro
intentaban llegar a la sede de la Defensoría del Pueblo. Era la sexta
vez que miembros de las fuerzas de seguridad del Estado lo impedían, con
bombas lacrimógenas, perdigones y chorros de agua. Y no sería la
última.
Los dirigentes políticos de la oposición habían convocado a una gran movilización
en esta fecha patria, a 207 años de la proclamación de la independencia
de Venezuela del dominio español, con la aspiración de emanciparse
-esta vez- de un régimen autóctono que se instauró hace más de 17 años. El chavismo,
por su parte, había convocado a una "contramarcha" el mismo día para
rechazar "cualquier tipo de injerencia en contra de Venezuela".
Las exigencias de la oposición eran cuatro:
la celebración de las postergadas elecciones regionales; la apertura
del canal humanitario para solucionar la crisis que se ha desatado por
la falta de alimentos y medicinas; la libertad de los más de 100 presos políticos
que -aseguran- hay en el país; y que devuelva las competencias a la
Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde hace más de un año.
Se estima que unos seis millones de venezolanos salieron de sus hogares este 19 de abril.
Casi la mitad se concentró en 26 puntos de la capital, a las 10:00. Lo
propio hicieron, en cuatro puntos, los simpatizantes del Gobierno. Los
manifestantes opositores que provenían de las concentraciones en el
sureste de la denominada ciudad de los techos rojos coincidieron en la
autopista con los que venían del este. Entre ellos estaba la señora Tiananmén.
Los
servicios de telecomunicaciones estaban saturados. Sin embargo, para el
mediodía, algunos de los manifestantes que no estaban en la cabeza de
la marcha ya habían recibido mensajes en los que les informaban de que grupos de motorizados armados afectos al Gobierno habían matado a un joven de 19 años
en Caracas. (Sería uno de los dos civiles que perderían la vida ese día
en el país y que se sumarían a una lista de seis muertos del mes).
También
circulaban mensajes en los que se aseguraba que más adelante los
guardias impedían el paso con bombas de gas lacrimógeno. En las últimas
manifestaciones se había denunciado que algunas de ellas estaban
vencidas y que otras contenían químicos prohibidos. También que unas
habían sido lanzadas desde helicópteros y otras disparadas hacia
manifestantes, incluso a algunos que pretendían huir por el río.
Pero
nada de lo que había pasado hasta ese día, ni de lo que se decía estaba
sucediendo en ese momento, detuvo a nadie. Los millones de personas
-incluidos ancianos, discapacitados y niños- siguieron avanzando con
firmeza. Si algo ha dejado la represión de las últimas protestas ha sido
las mayores muestras de coraje ciudadano. Pero hasta el momento ninguno había demostrado la valentía de la señora Tiananmén.
La mujer, de unos 60 años, había llegado a la "línea de batalla". "No es como dicen, no salió detrás de las tanquetas", aclara el reportero gráfico Eduardo Ríos, presente en el lugar. Explica que ella se acercó a la tanqueta y se paró frente a ella.
Entonces, los guardias le lanzaron unas bombas de gas lacrimógeno, que
hicieron que se ahogara y se fuera a un lado del vehículo.
Entretanto, los uniformados habían logrado que la marcha retrocediera unos 100 metros,
por lo que allí sólo quedaron los militares, los periodistas y la
señora. Ella volvió a colocarse frente a la tanqueta y consiguió que
ésta retrocediera un poco. El incidente, calcula el reportero gráfico, duró "unos cinco minutos". Luego se la llevaron en medio de dos funcionarios, sobre una moto.
Los
rumores sobre su identidad y su paradero comenzaron casi
inmediatamente. Para el viernes, día en que se cerró esta edición, la
versión con más peso decía que se llama María José, que fue liberada de su arresto (si no ese mismo día, en la madrugada siguiente) y que es de origen portugués. De hecho, circuló una nueva foto suya mientras supuestamente participaba en la marcha que se convocó para el jueves.
Aunque poco les importa a muchos conocer si su nombre es María José, Beatriz, Idalidht o Elena. Ahora es "la defensora del pueblo", la señora Tiananmen. O, simplemente, Venezuela Libertad.
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