Publica "El País":
España incumple algunas de las normas que fija el Consejo de Europa
para la detención de extranjeros. Este organismo, que supervisa el
cumplimiento de los derechos humanos en 47 países europeos, critica
varias prácticas que ha detectado en los vuelos de retorno de migrantes
con orden de expulsión. Las deficiencias aluden a la escasa antelación
con que se notifican las expulsiones, la falta de exámenes médicos
previos y la generalización de las medidas de sujeción de migrantes.
Pese a todo, el informe, divulgado este jueves, deja claro que en el
caso analizado no se han producido malos tratos y que el personal a
cargo de los extranjeros actuó “con profesionalidad”.
Las expulsiones de los llamados migrantes irregulares se han convertido en una de las prioridades de la Unión Europea
tras la crisis de refugiados que vivió su punto álgido en 2015. Aunque
España ya ha hecho un uso extensivo de esta política en el pasado, las
devoluciones, con un papel más activo de la agencia europea de
fronteras, Frontex,
cobran ahora protagonismo. El Comité para la Prevención de la Tortura
del Consejo de Europa visitó Madrid el pasado febrero para supervisar un
vuelo de retorno.
Llevaba 71 personas con cartas de expulsión de España
y Alemania —bajo la coordinación de Frontex— y aterrizó primero en
Bogotá (Colombia) y luego en Santo Domingo (República Dominicana).
Tras subrayar que el ambiente fue relajado —“algunos de los
retornados estrecharon la mano a quienes los escoltaban antes de bajarse
del avión”, ilustra el informe—, los expertos del Consejo de Europa
destacan varias irregularidades. Estas son las principales:
Viaje inminente. Los migrantes que fueron expulsados estaban retenidos en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche,
así como en la Oficina Central de Detención de Extranjeros de ese mismo
distrito. El documento señala una “diferencia notable” entre ambos.
Mientras en el CIE les comunicaron la salida por escrito con 12 horas
exactas de antelación, en la otra oficina solo se les informó de manera
oral y “unas horas antes”, lo que les generó “ansiedad y angustia”. El
comité antitortura recomienda que se anuncien las deportaciones “al
menos con varios días de antelación”. Entre otras cosas porque, con ese
plazo tan escaso, “el acceso a un abogado es ilusorio”. Varios de los
entrevistados en ese vuelo no habían contado con asistencia legal.
Exámenes médicos. España no obliga a someter al
deportado a un examen médico que evalúe si es apto para el viaje. Pero
un incidente registrado en ese trayecto examinado por el Consejo de
Europa reveló deficiencias. Un colombiano de 54 años perdió el
conocimiento en dos ocasiones y fue atendido por un médico a bordo. Las
razones de los desvanecimientos no fueron aclaradas. El informe
recomienda realizar un chequeo varios días antes del viaje y llevar en
la cabina médicos que no hayan sido contratados por la policía, como
ocurre en el caso español.
Medidas de retención. De las 71 personas a bordo,
cuatro estaban consideradas como de muy alto riesgo, otras 34 eran de
alto riesgo y 33, de riesgo medio. Con esos parámetros, los retenidos
fueron transportados al aeropuerto de Barajas con lazos que les
inmovilizaban las manos. En el avión, dos agentes acompañaban a cada
migrante y en los primeros 20 minutos de vuelo también mantuvieron
medidas de sujeción. Sin hablar de abuso, el informe recuerda que estas
medidas “no deben ser sistemáticas” e insta a España a revisar sus
prácticas.
Aviso a familiares y amigos. Algunos de los
entrevistados relataron que no pudieron informar de su viaje a una
tercera persona con suficiente antelación. El Consejo de Europa
recomienda que los migrantes retenidos puedan hacer al menos una
llamada, “gratuita si es necesario”, después de que les sea notificado
el retorno a su país.
Quejas. El Consejo de Europa echa en falta un
mecanismo único para canalizar las quejas en los vuelos conjuntos
coordinados por Frontex. La ampliación de competencias que acaba de
experimentar esta agencia —entre otras cosas, para tener más iniciativa
en los retornos— refuerza las posibilidades que tienen los retornados de
presentar quejas formales.
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