Publica "El País":
El piloto Óscar Pérez, que a finales de junio disparó y lanzó granadas desde un helicóptero a las sedes del Tribunal Supremo de Justicia y del Ministerio del Interior y está en busca y captura, reapareció el jueves (madrugada del viernes en España) en una concentración opositora en el este de Caracas. Pérez llegó disfrazado a la plaza de Altamira, bastión opositor, y luego dejó su cara al descubierto. Estaba rodeado de varias personas que ocultaban sus rostros. Su aparición sorprendió a las autoridades venezolanas, que no han logrado atraparlo tras el suceso.
Los manifestantes estaban homenajeando a algunos de los jóvenes asesinados en los poco más de 100 días de protesta contra el régimen chavista de Nicolás Maduro. Pérez, miembro de la policía científica, intervino para asegurar: “El verdadero homenaje es que esta dictadura caiga”. Según sostuvo, el pueblo venezolano actuará “en legítima defensa” contra un presidente que ha llamado “en armas” a sus “paramilitares” porque sabe que con los votos “no va a lograr nada”. “Si tú estás listo, nosotros también estaremos listos a defender al pueblo. Daremos hasta la vida, si es necesario”, agregó.
El huido suele hablar en plural, pero su maniobra no ha sido secundada por otros críticos con el régimen. Su llamamiento a iniciar una protesta permanente a partir del 18 de julio, dos días después de que la opositora Mesa de Unidad Democrática celebre una consulta popular contra la Asamblea Constituyente que quiere poner en marcha Maduro, coincide, no obstante, con las intenciones de la oposición de someter a mayor presión al Gobierno.
Es la primera reaparición de Pérez tras el ataque. En vídeos difundidos en las redes sociales aseguró que su incursión “había sido perfecta” porque no hubo heridos y que actuaba como parte de una “coalición entre funcionarios militares, policiales y civiles”, de cuya existencia no hay constancia. Después de su breve intervención, desapareció en una motocicleta, informó el portal Efecto Cocuyo.
La consulta auspiciada por la oposición pretende convertirse en un gran acto de protesta ciudadana. No ha seguido los cauces del organismo electoral, pero tendrá un efecto político. La oposición pretende que se suspenda la elección de delegados a la Asamblea Constituyente, fijada para el 30 de julio. Amplios sectores de la sociedad, la Iglesia y algunos Gobiernos de América Latina también han pedido la suspensión de la votación. La oposición considera que el plan de Maduro servirá para arrinconarla y purgar las instituciones de antichavistas.
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