domingo, 12 de junio de 2016

Los CLAP, cartillas de racionamiento a la cubana en Venezuela


Leemos en "El Mundo":
"¡Y va a caer, y a va a caer, este gobierno va a caer!". El clamor contra Nicolás Maduro, habitual en las protestas opositoras y en los sectores de clase media, se ha extendido a las zonas más populares de Caracas. Cientos de personas tomaron este sábado las calles de Catia, barrio oeste tradicionalmente chavista hasta la derrota en las elecciones parlamentarias del 6-D, con un solo reclamo: "¡Queremos comida!". 

Les precedieron en Petare, una de las mayores favelas de América Latina, y en La Vega, donde una protesta por comida acabó convertida en graves disturbios a tiro limpio. Incluso en Antímano, tradicionalmente la parroquia más revolucionaria de la capital, la policía ha reprimido a sus habitantes con gases lacrimógenos. Saqueos, conatos, protestas y disturbios se repiten con mayor frecuencia, varias veces al día, por todo el país.

La ira popular ante la escasez de alimentos se ha incrementado ante la última apuesta económica de Nicolás Maduro: los polémicos CLAP, hoy en boca de todos. "Los CLAP (Comités de Abastecimiento Locales) llegaron para quedarse y con ellos no podrá ninguna oligarquía apátrida. ¡Todo el poder para los CLAP!", clamó Nicolás Maduro esta semana.

Este sistema de distribución de alimentos, bajo control del Ejecutivo y manejados por las Unidades de Batalla Bolívar Chávez y por los consejos comunales chavistas, pretende repartir bolsas de comida casa por casa a precio regulado "por la vía del socialismo". Y si el operativo se realiza con un ministro, diputado o dirigente revolucionario para salir en la foto, mucho mejor.
Los más optimistas calculan que sólo podrían abastecer al 30% de la población. Según expertos como el profesor Werner Gutiérrez, se trata de un mecanismo para distribuir la poca comida que hay, insuficiente para todo el país. 

Freddy Bernal, ex policía y nuevo jefe del Centro de Control y Mando del Estado Mayor para los CLAP, explicó que "lo que pretende el estado es regularizar la distribución de alimentos para todos. En ningún momento se van a conculcar los alimentos a la red privada de comercialización: el 50% de la mercancía recibida será comercializada a través de sus redes y el 50% restantes por los CLAP".
Sin embargo, varias de las protestas se han producido después de que cientos de personas, tras aguardar durante horas la llegada de comida regulada, contemplaran cómo los militares se llevaban los cargamentos para entregárselos a los CLAP. 

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