Publica "Hipertextual.com":
La demografía de un país a largo plazo siempre repite patrones muy
similares: estabilidad y ligero descenso poblacional en períodos
convulsos de guerra, una postguerra de lenta recuperación, un
desarrollismo en el que se produce un baby-boom y un aumento de
la esperanza de vida que tiene como consecuencia un enorme crecimiento
poblacional, y la estabilidad final, en la que la esperanza de vida
modera su crecimiento, la edad media aumenta y la natalidad se
estabiliza con tendencia a decrecer.
Cuando llegan períodos de crisis,
la natalidad disminuye, la edad media de concepción del primer hijo
comienza a subir, y sólo la inmigración puede contribuir a aumentar el
número de hijos por madre.
El patrón demográfico previsible para un país como España se sigue cumpliendo a la perfección: un país envejecido, que se sigue envejeciendo, con serios problemas de sostenibilidad de pensiones a largo plazo y una cada vez menor tasa de renovaciónSi releen el párrafo anterior pensando en los últimos ochenta años de España, verán que el guión se cumple a la perfección. Tras el caos de la Guerra Civil y la dura postguerra llegó el desarrollismo, el baby-boom de finales de los 70 y principios de los 80, la estabilidad de los 90 y principios de los 2000...
Y el escenario actual: España
es un país que lleva dos décadas envejeciendo gracias a una muy buena
esperanza de vida y al progresivo retraso de la maternidad causado por
la crisis.
Los efectos compensatorios que la inmigración tuvo en la década 2000-2010 se han ido difuminando.
El último dato lo recoge el último informe del INE sobre Movimiento Natural de la Población, basado en el año 2015: por primera vez desde 1941, en España hubo más muertes que nacimientos
(422.276 vs 419.109 respectivamente).
Las primeras crecieron un 6,7%
respecto al año anterior (el mayor aumento desde 1971), mientras que los
segundos bajaron un 2%.
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