Publica el diario "El Mundo":
El código de barras de cualquier paquete postal internacional es
registrado, seguido en su ruta a cada paso, vuelto a detectar en la
oficina de destino y entregado a su dueño, que confirma el final del
proceso con una firma electrónica.
Si esto es así, ¿cómo es
posible que se pierdan, como reconoció la Europol, 10.000 menores
refugiados no acompañados en Europa sin que nadie sepa quiénes son y
dónde han ido a parar? En este mundo de contradicciones han
caído las fronteras para enviar grandes cantidades de dinero o
información, pero cada vez hay muros más altos para las personas.
Estas
dos cuestiones, la dificultad de superar estas barreras y la ausencia
de control sobre los solicitantes de asilo están poniendo en peligro a
cientos de miles de personas. En especial, como revela Unicef, a 7.009 menores no acompañados que han realizado la travesía desde África del Norte hasta Italiaen
los primeros cinco meses del año. "Nueve de cada 10 niños refugiados e
inmigrantes que llegan a Italia lo hacen solos". O sea, el 92% del
total.
La mayoría de ellos huyen de la pobreza extrema y sin
horizonte, pero sobre todo de áreas en conflicto como el norte de
Nigeria, la opaca Eritrea o la inestable Somalia. Para poder costearse
el viaje eligen la opción "pago paso a paso". Con este sistema los menores van trabajando para la mafia durante todo su trayecto.
Con cada empleo van sacando dinero para alcanzar el siguiente objetivo:
Uagadugú, Bamako, Niamey, Agadez...
Cada ciudad supone varios meses de
esfuerzo sin sueldo para ellos, además de violaciones, golpes y
condiciones de esclavitud. El problema es que esa dependencia de los
grupos criminales los expone al abuso. Unicef asegura que "el 80% de todos ellos acaban en manos de estas mafias como esclavos, especialmente mujeres y niños".
Ainamo, de 16 años, contó a la organización infantil como era
"encadenado" por las noches después de trabajar en una granja de Libia
para pagar a los traficantes. Los traficantes combinan su negocio de
trata de personas con otros como el tráfico de drogas a través del
Sahel, la venta de armas y la prostitución, sobre todo con menores
nigerianas engañadas con el budú.
Cuando muchos niños embarcan en
las zodiaks camino a Lampedusa (con espacio para 50 personas, pero
sobrecargadas con 140), otros niños ya reclutados por las mafias libias
les apuntan con armas.
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