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Mientras que las autoridades de la Unión Europea siguen sin saber
cómo gestionar la llegada masiva de personas que huyen de la guerra
Siria a sus fronteras, Alemania, el país que más refugiados sirios ha
acogido hasta la fecha, 1.100.000 en 2015 –según cifras de la Oficina
Federal de Migración y Refugiados germana–, sigue afanándose en la
difícil tarea de integrar a estas personas en su sociedad.
La policía criminal alemana denunciaba recientemente
un número creciente de incendios y ataques contra centros de
refugiados. Esto se suma al auge de los partidos más radicales de
derecha en el país, como quedó reflejado en las elecciones regionales de
marzo, en las que el partido radical Alternative für Deutschland (AfD)
logró unos resultados históricos. Fue un revés para Merkel y refleja el
resurgir de ideologías extremas en Europa.
¿Podemos aprovechar el fenómeno de los refugiados y luchar científicamente contra el racismo?
Pero ¿podemos darle la vuelta a esta tortilla para aprender de este
proceso, sacar provecho al fenómeno de los refugiados y luchar
científicamente contra el racismo? Muchos piensan que sí.
En
Alemania del Este, la Universidad Técnica de Dresde (TUD) está poniendo
en marcha el Centro de Estudios de Integración, una institución
multidisciplinar cuyo objetivo es entender científicamente el proceso de
integración de los refugiados en la sociedad para diseñar políticas que
lleven a una mayor eficacia.
La ubicación de este centro, que se
enmarca dentro de la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales, parece
no haberse dejado al azar. Ningún lugar mejor que Dresde, la ciudad
donde se fundó el movimiento xenófobo Pegida –Patriotas Europeos Contra
la Islamización de Occidente–, para entender las profundas divisiones
que se pueden generar. La existencia del Pegida ha establecido una
profunda división entre el movimiento anti y pro refugiados en la
ciudad.
¿Qué quieren los refugiados?
Un
paseo por sus calles cerca de una mujer que lleva hiyab se convierte en
un test involuntario: es evidente la agresividad de las miradas en
algunas personas que centran toda su atención en el pañuelo en la
cabeza. Ella elige no darse cuenta pero la incomodidad es evidente.
“Puesto
que la investigación en cuestiones de refugiados en Alemania es todavía
muy escasa, necesitamos urgentemente resultados acerca de cómo se puede
lograr una integración exitosa. ¿Qué es lo que requieren los refugiados
para encontrar su lugar en la sociedad? ¿Cómo difieren sus necesidades
de otros grupos de emigrantes? ¿Qué desafíos enfrentará nuestra cultura,
religión y la sociedad en su conjunto? ¿Cómo cambiaremos como sociedad?
Las respuestas a estas preguntas son fundamentales”, señaló la ministra
de Ciencia alemana de Sajonia, Eva Maria Strange, en el lanzamiento del
centro, que comenzó a seleccionar personal en abril.
Con un
presupuesto inicial de casi medio millón de euros (425.000) de aquí a
2017 y ampliable posteriormente, el centro estudiará los aspectos
sociológicos, lingüísticos e interculturales, pero también todo lo
relacionado con legislación, economía, historia, religión, y las
conexiones entre ellos.
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