viernes, 24 de junio de 2016

Venezolanos sí, pero no


Publica "Dinero.com" un artículo de opinión de Eduardo Lora:
 
El gobierno colombiano ha rehuido tomar una posición respecto a la dictadura del presidente Maduro. Esa falta de claridad en las relaciones internacionales se está reflejando en la política migratoria para los venezolanos.

Según los acuerdos de Mercosur, los venezolanos que vienen al país como turistas deberían entrar con su cédula venezolana, sin ningún otro requisito. Pero desde el 27 de febrero se les está exigiendo pasaporte y requisitos equivalentes a visa, como son demostrar que tienen recursos para pagar su estadía (o carta de invitación) y pasaje de regreso. Estos controles se aplican en forma mucho más estricta en los pasos fronterizos que en los aeropuertos. Quienes entraron como turistas antes de esa fecha tienen que acogerse a las nuevas normas cuando se venza su permiso de estadía.

Cientos de venezolanos vinieron a trabajar amparados por visas expedidas por Mercosur, que supuestamente permitían trabajar y después de dos años obtener residencia permanente. Pero desde noviembre de 2014, Colombia no respeta esos derechos y ahora están obligados a solicitar visa de trabajo.

Conseguir o renovar una visa de trabajo en Colombia es una pesadilla para cualquiera, pero especialmente para los venezolanos. Se les exige todo tipo de requisitos que ninguna norma contempla y se les niegan las visas con argumentos discriminatorios tales como “los venezolanos no califican”. La Asociación de Venezolanos en Colombia elevó a mediados de mayo una petición a la Cancillería con numerosas acusaciones de discriminación, que no ha sido respondida.
La ministra María Ángela Holguín ha explicado en varias ocasiones que los acuerdos internacionales solo son válidos cuando hay reciprocidad. ¿Qué más puede esperar un país vecino que nos cierra sus fronteras?

Sin embargo, la estrategia colombiana del “sí, pero no” es insostenible y puede traer consecuencias negativas. Colombia no tiene los medios para vigilar la frontera. La militarización de algunas trochas cercanas a Cúcuta es más simbólica que efectiva. Tampoco tiene los mecanismos para expulsar a los inmigrantes cuyas visas o permisos de estadía se venzan. Si no se hace nada, gradualmente se acumulará en el país una masa de indocumentados sin empleo formal ni sentido de pertenencia, y se creará un ambiente de animadversión que será caldo de cultivo para el chovinismo, la intransigencia y el neopopulismo que estamos viendo en Estados Unidos y en muchos países europeos.

Os ponemos el enlace al artículo de opinión completo:

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