Leemos en el diario "El País"
Esta vez a la oposición de Venezuela
no le funcionó, como hace quince días, la amenaza de marchar hacia la
sede del Consejo Nacional Electoral para agilizar el trámite del referéndum revocatorio
contra el presidente Nicolás Maduro.
Los técnicos del organismo siguen
revisando poco más de 1,8 millones de firmas consignadas por la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD, el partido que agrupa a todos los
adversarios políticos del chavismo), y piensa tomarse los 30 días
continuos que dura el proceso según las normas. Ante esa postura, los
principales líderes de la Mesa han convocado a caminar hacia las sedes
del Poder Electoral en todo el país para presionar a los rectores. “Será
una manifestación pacífica. Queremos que se respeten los lapsos de la
consulta”, ha dicho el secretario ejecutivo de la MUD Jesús Torrealba.
El chavismo, que considera al centro histórico de la capital
venezolana, donde están los cuarteles generales del CNE, como un feudo
privado, esperará a sus rivales en los alrededores, en una protesta
convocada en principio para rechazar la aprobación de una ley que otorga
la titulación de las casas y apartamentos que entrega el gobierno en el
marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, uno de los programas
asistencialistas más exitosos creados por el fallecido Hugo Chávez.
En realidad se trata de una excusa para evitar que sus adversarios penetren en un lugar casi sagrado para ellos.
Será una jornada que se anticipa caótica y que evoca los peores
recuerdos de la violencia política de los últimos 17 años. Hay en el
ánimo de los opositores una necesidad de buscar una salida política
rápida a la profunda crisis del país, pero el chavismo, que, salvo el
Parlamento, controla todas las instituciones, ha estado presionando para
que se respeten los lapsos y dilatar así lo más posible el plebiscito.
Todo indica que en una eventual consulta serían derrotados.
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