martes, 31 de mayo de 2016

"Todos somos culpables de lo que está pasando en Venezuela"

 
Leemos en "El Espectador" este testimonio de Leo Felipe Campos:
En Venezuela, la gente combate a diario contra algo o contra la ausencia de algo, pero sobre todo contra el otro, ya no un adversario sino un enemigo al que desearía borrar o ver tras las rejas.

No tenía diez años cuando nos sacudieron los hechos. Era un niño y vivía en Caracas en una zona popular de clase media flanqueada por barriadas pobres, con destacamentos militares alrededor. Vi muertos en televisión y escuché anécdotas sobre escapes y persecuciones, saqueos y detenciones masivas. 1989. El presidente de Venezuela era Carlos Andrés Pérez.

Mi madre recibió una llamada telefónica. Marzo, primera semana. Sus lágrimas me hicieron entender que algo pasaba. Le contó a una vecina que la hija de un amigo había sido asesinada de un disparo. El gobierno había decretado toque de queda. La chica vivía en un apartamento y se estaba cambiando la camiseta en su alcoba, junto a la ventana. Segundos después de subir las manos, recibió el balazo de un francotirador desde un puente cercano. Este amigo y su hija vivían en El Valle, como nosotros. Por eso mi mamá me dio dos órdenes: no acercarme a la ventana y lanzarme al suelo cuando sonara una ráfaga de tiros.

Eso fue durante el Caracazo, una semana de confusión, saqueos y ajusticiamientos. Miles de personas salieron a las calles y atacaron, sobre todo, comercios: un levantamiento popular contra el gobierno, que previamente había anunciado medidas macroeconómicas de corte liberal. Nadie lo vio venir, aunque la inflación era altísima, igual que el descontento general. El Ejecutivo respondió con fuerza criminal. Se estiman al menos mil muertos en cinco, seis, siete días.

Altos funcionarios insisten en situar el germen político del chavismo en esta revuelta, que dejó un profundo reconcomio detrás de las fosas comunes. Muchos opositores al gobierno actual no cesan de comparar la crítica situación que atormenta a Venezuela con un supuesto caldo de cultivo del que puede germinar otro estallido popular como el de 1989.

Si me preguntan, unos y otros responden a una realidad que nace de miedos y deseos, y este es apenas un ejemplo de la irreconciliable visión de nación que reina en ambos polos de Venezuela.

¿Qué está pasando en el país? Antes de responder con datos insuficientes remarcaré que previo al chavismo no se vivía en la postal turística que muchos pretenden, y que hoy en día abundan personas, lugares y acciones positivas a lo largo y ancho del territorio. Por supuesto, hablo de más de treinta millones de habitantes, no de una caricatura o un panfleto. Si escribo tamaña obviedad es porque sé que hay cretinos que necesitan escuchar que el agua moja.

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