Publica "La Nación":
Como si Caracas fuera una provincia al otro lado del
Atlántico, el caos político de Venezuela inflama la campaña electoral
española y tiene a los principales candidatos ensayando jugadas en el
tablero que enfrenta al chavismo con su oposición.
Los constantes insultos del presidente Nicolás Maduro al gobierno de Mariano Rajoy
, al que acusa de fomentar un complot en su contra, pusieron cerca de
la ruptura las relaciones bilaterales. Pero sobre todo incrementaron la
impopularidad en España del gobierno bolivariano en un momento en que
los partidos buscan elementos para conectar con el electorado.
La
chavización de la campaña española apunta sobre todo a incomodar al
ascendente Podemos y a su líder, Pablo Iglesias, por la admiración que
profesaba tiempo atrás hacia el modelo bolivariano. Iglesias se resiste a
condenar la encarcelación de opositores en Venezuela y ahora se alió a
Izquierda Unida (IU), que defiende abiertamente la legitimidad de
Maduro.
El
liberal Albert Rivera, líder de Ciudadanos, hizo el movimiento más
audaz al viajar ayer a Caracas para ofrecer su apoyo a los dirigentes
opositores encarcelados y hablar ante la Asamblea Nacional, dominada por
el antichavismo. Se garantizó una profusa cobertura mediática en su
país.
La semana pasada había sido Rajoy, candidato otra vez por el
Partido Popular (PP), quien se anotó un punto en la batalla electoral a
costa de Maduro.
Por decreto, otorgó la ciudadanía española a dos
familiares del opositor preso Leopoldo López y al presidente del Comité
de Auditoría del diario El Nacional, Luis Carlos Serra Carmona, más su
esposa e hijos. Dijo que lo hacía para protegerlos de la "persecución"
que sufren en su tierra.
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